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Grabado , mezclado y masterizado en La Colina Records entre los meses de marzo de 2011 y agosto 2012 en Paysandù , Uruguay
Ediciòn pòstuma
Lista de temas
1- Algún camino (Chamamé , Luis Alberto Vidiella)
2- Fiel compañero (Chamamé , Luis Alberto Vidiella)
3- Sueños (Polca guaraní , Luis Alberto Vidiella)
4- Oro Viejo (Serranera , Luis Lemes Da Silva , Luigi Lemes , Eduardo Lemes)
5- María Santa (Zamba , Luis Alberto Vidiella)
6- Tristeza del exilio (Guarania , Oscar Pina , Luis Alberto Vidiella)
7- El tordillo – (Chamamé , Luis Alberto Vidiella)
8- Tu nombre en la noche (Milonga , Luis Lemes Da Silva , Eduardo Lemes)
9- Gabriel (bandoneón solo) (Bailecito , Luis Alberto Vidiella)
10- A Roquito Benítez (Milonga , Aníbal Sampayo , Luis Alberto Vidiella)
11- Rasguido yo’a (Rasguido doble , Luis Alberto Vidiella)
12- Celestina (bandoneón solo) (Zamba , Luis Alberto Vidiella)
13- Zurdo (Chamamé , Luis Alberto Vidiella)
14- Orlando Lynch (Chamamé , Luis Alberto Vidiella)
15- Parecido (Chamamé , Luis Alberto Vidiella)
16- Mandoleón (Chamamé , Luis Alberto Vidiella)
Mùsicos y cantores invitados
Eduardo Lemes : Guitarra , bajo y voz
Osvaldo Sanguinet : Bajo
Oscar Pina : Voz , guitarra y arpa
Luigi Lemes : Voz
Leo Lemes : Voz
Chichí Vidiella: el
adiós al maestro del bandoneón
El lunes 30 de julio
de 2012, una inesperada y fatal noticia inundó de congoja a la comunidad
artística de Paysandú y la región: a los 79 años había fallecido el
bandoneonista Luis Alberto “Chichí” Vidiella. Pronto la información se propagó
por los medios de comunicación y las redes sociales, donde personas de todos
los sectores de la sociedad expresaban su tristeza. Pocos días después, desde
estas páginas recordamos a este músico que, en 64 años de trayectoria, supo
ganarse el respeto y el afecto de su gente. No sería fácil, sin una larga
investigación, seguir el rastro del músico por tantos pueblos y ciudades del
departamento y la región, por fonoplateas y estudios, por grandes y pequeñas
audiencias. Por lo tanto, esta nota no tiene pretensiones de ser un exhaustivo
recuento ni una cronología de su historia. Más bien estará hecha de retazos de
la memoria, recortes de diario, grabaciones, momentos compartidos...
Sus comienzos
musicales
Chichí nació el 29 de
octubre de 1932 en Tres Bocas de Cerro Chato, donde su padre era comerciante.
En su familia materna había una fuerte inclinación hacia la música. Su abuela,
Celestina Silva --también abuela de este redactor--, tocaba el acordeón de dos
hileras y la guitarra, cantaba, y escribía poesía. Otros parientes también
hacía música, y entre ellos había un tío que tocaba el bandoneón. En las
reuniones familiares, la música siempre estaba presente. “Yo andaba en ese
entorno, me entusiasmaba con esos sonidos”, recordaba Chichí en 1999. Su primer
instrumento fue una armónica, que le regaló su padre. Luego, la abuela le
consiguió un bandoneón y otro familiar, Carlos Silva, le enseñó los primeros
acordes, "de oído".
Cuando la familia
Vidiella se trasladó a la capital sanducera, comenzó a estudiar bandoneón,
teoría y solfeo con Juan Martín “Tito” Lemes. En octubre de 1948 debutó en CW
35 Radio Paysandú. Y fue también allí donde conoció a Aníbal Sampayo, quien
trabajaba como operador. Fue el inicio de una fructífera sociedad artística y
una amistad que resistió el paso del tiempo. Cuando Sampayo volvió de Paraguay,
donde viajó con el conjunto de los hermanos Arroyo y aprendió a tocar el arpa,
convocó a Chichí y al guitarrista y cantor Orlando Lynch para formar un conjunto.
En sus años en el campo, Chichí había a aprendido a polcas y chotis criollos.
Con Sampayo, amplió sus conocimientos del folclore y aprendió “a acompañar
cantores, a hacer notas largas, a encadenar acordes... todas esas cosas”. Antes
había tocado tango en un conjunto de tango, que se llamaba “Juventud”.
En 1951 participó de
una gira por Brasil junto a Sampayo, Lynch, Luis Lemes Da Silva y Leonardo
Maristán. Al regreso se formó el dúo Vidiella - Lynch, una de las experiencias
artísticas más queridas por Chichí, según expresó muchas veces. Vino después un
tiempo de viajes a Montevideo, donde los dos amigos formaron un trío con un
paraguayo. En radio El Espectador Vidiella conoció a Alfredo Zitarrosa, a quien
lo unió una profunda amistad. En dos ocasiones Zitarrosa lo invitó a tocar en
“Generación 55”, un programa que conducía en Canal 5. Chichí también fue muy
amigo de otras figura emblemáticas del canto oriental de raíz folclórica, como
Osíris Rodríguez Castillo o Carlos Molina.
Músico integral
De nuevo en Paysandú,
en 1968 estudio´armonía con el músico fraybentino Ricardo Mañay. Volvió al tango, siguió con el folclore, y
profundizó en músicas más complejas, como la del argentino Astor Piazzolla. En
1977 conoció a Juan Bernardino Méndez, un músico paraguayo que llegaba a
Paysandú a enseñar arpa. Su padre, Epifanio Méndez Fleitas, era un reconocido
autor de canciones. Desde Buenos Aires, donde residían, convocaron a Vidiella
para grabar en un disco de su conjunto “San Solano”, célebre en Paraguay. Fue
la primera grabación profesional del sanducero, “y el inicio de una experiencia
muy linda. Me quedé mucho tiempo en Buenos Aires, ya que después de la
grabación estuvimos actuando. Hicimos un trío de arpa, bandoneón y guitarra y
tocábamos en las peñas paraguayas". A su regreso, en 1979, se incorporó a
la Banda Municipal como copista, mientras aprendía a tocar la tuba con su amigo
Ernesto Cora.
A mediados de los
'80, cuando Sampayo regresó de su exilio europeo, Chichí fue un apoyo musical
fundamental para su viejo amigo. Tocaron en la sala Zitarrosa de Montevideo, en
festivales como los de Durazno, Minas, Tacuarembó o Río Branco, y en Buenos
Aires, entre otros lugares.
En
1989 Chichí participó en la filmación de la película “Viento del Uruguay”,
producida por la
Radiotelevisión de la
Suiza italiana, dirigida por Bruno Soldini, inspirada en un cuento de Juan José
Morosoli, y filmada en las sierras de Minas. En 1996 comenzó a dar conciertos
como solista de bandoneón. El primero fue en un espectáculo donde actuaron los
guitarristas de Zitarrosa. Recordaba especialmente otro que ofreció en 1997 en
Punta del Este, donde conoció al pintor Carlos Páez Vilaró.
Además de bandoneón
Chichí tocaba acordeón de dos hileras, quena, bombo leguero, guitarra, piano,
tuba y bombardino. Incorporado a la banda, tocó tuba y bombardino, mientras
continuó tocando el bandoneón con innumerables artistas populares. “Acompañé a
cantores de cualquier cosa. Habría que preguntarme a quién no acompañé",
decía en la conversación antes citada. "Toqué mucho en la noche también. Y
de día estudiaba armonía, para no anquilosarme”. Nunca dejó de estudiar e
investigar. Un buen ejemplo de su inquietud permanente fueron sus versiones en
bandoneón de obras de Johann Sebastian Bach, que solía tocar en “Un programa
común”, la audición radial de su amigo Milton Nan.
Su legado
En 2006 editó el
libro “Nueve piezas para bandoneón”, que reúne algunas de sus creaciones. En 2008, al celebrar 60 años de músico, la
sociedad sanducera lo homenajeó con varias actividades culturales, entre ellas
un festival en el Teatro de Verano “Eduardo Franco”. Por esos años actuaba en
los escenarios al frente del “Vidiella Trío”, junto a este cronista y Osvaldo
Sanguinet. En abril de 2011, en el marco del II Encuentro Nacional de Cultura
de los Trabajadores, el Pit Cnt lo distinguió con el premio "José 'Pepe'
D'Elía". Fue la primera vez que un músico recibió ese premio.
Supo transgredir --en
el mejor sentido del término-- las fronteras musicales, con una disposición
permanente a dialogar con músicos y artistas de de todas las edades y géneros.
Con su eterna sonrisa y su fino humor, estuvo ahí para quien necesitara de su
experiencia y sus conocimientos. Aunque solía reivindicar su condición de
hombre de campaña y bandoneonista de folclore, supo integrarse con grupos de
teatro y de carnaval, y hasta grabar y actuar con bandas de rock. Y siempre con
un enorme respeto por la creación ajena. Como compositor dejó más de cien
obras. Entre ellas hay zambas, chamamés, polcas, valses, tangos, un estilo. Hay
canciones, en coautoría con poetas locales, y hasta algunas piezas
experimentales, de carácter vanguardista.
El bandoneón de
Chichí puede escucharse en un gran número de producciones fonográficas. Grabó
con Sampayo, con Alberto Vargas y los Hermanos Pina, con los grupos “Carué”,
“Aprenda Electrónica en 15 Días”, “Chilibandan”, “Tantomán” (a quienes acompañó
en algunas giras); con los entrerrianos Israel Barreto y “Chasqui” García, con
el montevideano Mauricio Castro, en las antologías “Los Cantores de Paysandú”.
Hay también un disco suyo grabado hace unos cuantos años que permanece inédito,
y otro muy reciente. Fueron sus últimas grabaciones, junto a una participación
en el disco “Herencia”, de Tito Mendaro, que incluye un tema en su homenaje. Antes,
en 2011, había grabado en el disco “Button Accordion and Bandoneon Music from
Northern Uruguay”, del conjunto “Los Gauchos de Roldán”, que integró con los
tacuaremboenses Walter Roldán, Ricardo Cunha y Bernardo Sanguinetti, con la
participación como invitado de Héctor Numa Moraes. El disco, que contiene una
polca, un chotis y un vals de Chichí, es un hermoso trabajo sobre el foclore
uruguayo lanzado en el mercado musical norteamericano por Smithsonian Folkways
Recordings, el sello discográfico de la Smithsonian Institution, el sistema
nacional de museos de los Estados Unidos. Al enterarse del fallecimiento de
Chichí el sello envió una nota de condolencia a sus familiares y amigos, en la
que su director, Daniel Sheehy, expresa: “(...) Tuve el placer de estar
presente en una sesión de grabación con Chichí en Montevideo, sesión que
produjo un disco fenomenal y premiado de música tradicional del Uruguay. Para
mi, Chichí encarnó un altísimo nivel artístico con una sensibilidad arraigada
en el pueblo de base de su país. Chichí fue más que un músico destacado de su
tradición; fue un símbolo y un embajador de lo mejor de su cultura. Siempre me
acordaré de su gentileza, su dignidad y su talento extraordinario”.
A
la hora del adiós, puede sonar gastado decir que seguirá entre nosotros. Sin
embargo, es así. Su legado artístico es ahora patrimonio del pueblo sanducero.
Su bonhomía, su alegría y su compromiso humano estarán siempre presentes en el
recuerdo de quienes lo conocimos
(Inmensas gracias al autor anònimo de tan ilustrativa nota )